sábado, 15 de junio de 2013

Allá arriba, el sol

Sol, allá arriba el sol 
aunque la tormenta suene 
detrás siempre estará el sol. 

Puedo seguir regateando 
o atreverme a chutar 
puedo quedarme en mi habitación 
o abrir mis ventanas de par en par 
si la felicidad es un estado de la mente 
hoy la busco bajo el sol 
dicen que la tormenta está por llegar 

dicen que la lluvia va a comenzar 
pero yo miro en el reflejo de tus ojos 
y veo que detrás está el sol. 

Sol, allá arriba el sol 
aunque la tormenta suene 
detrás siempre estará el sol.



Y mientras esta canción suena, frente al mar de Alicante, mi noche se vuelve día. Y lo veo claro, aún más si es posible. Me veo en un paraje seco, y detrás unos montes también secos, como de tierra rojiza. La tormenta queda atrás, la miro seria, impasible, mientras retiro una mecha de mi pelo corto detrás de la oreja. La tormenta se va; una tormenta que me ha empapado hasta querer matarme de frío, que me ha granizado hasta hacerme sangrar. Una tormenta que se arremolinó a mi alrededor queriendo hacerme caer. Pero la tormenta no era consciente de lo fuerte que soy, de lo que puedo resistir. Ni yo misma lo sabía... Y ahora, desde hace mes y medio, miro impasible, cómo, la tormenta queda atrás, se va... Y yo ahora, miro hacia el horizonte... y allá, arriba, EL SOL.
El viejo sabio, ese que un día fue un amigo, un hermano, no tenía razón. Al menos, en mi caso, el mirar atrás, me ha servido para encontrarme, para saber quién soy, y qué estaba ocurriendo.

Este correo está dedicado a lo que está a mi alrededor, y me da fuerzas