martes, 31 de enero de 2012

I'm not moving

A veces me pregunto por qué I’m not moving…  i’m not moving. Pero no… no puedo respirar. No me llega la respiración al pecho, a los pulmones.
Estoy siendo sincera conmigo misma, realista. Estoy afrontando que soy The woman who can’t be moved.
He visto los ojos tristes de mi hermana, hoy, frente a un croissant y un café humeante cuando le he dicho que soy The woman who can’t be moved.  Pero me da igual, es lo que soy y I’m not moving…
Algún día, cuando las sombras dejen de ser sombras y yo deje de ser sólo un suspiro atrapado entre los rincones de un sueño.
Algún día…

miércoles, 25 de enero de 2012

Crónica de un viaje anunciado...

23 de enero
Cruzo la estación, con paso firme. Un rosa pálido tiñe el cielo. No hace frío, y de repente, mi vida, tiene algo de brillo. Sí, es cierto, brilla, como ese cielo que corona sereno, el horizonte. Sonrío.
Poco después de subir al tren, miro fuera y todo es oscuro... No puedo ver el paisaje, así que cierro los ojos, y me quedo con la planicie nevada que me quedó grabada el otro día. Respiro con serenidad, estoy bien... vuelvo a respirar.
Atocha duerme... está calmadita, como un bebé recién dormido; manso, aletargado.
Un tropel de luces de neón me dan la bienvenida... "La ciudad de la imagen...por esta noche, tu casa". Irremediablemente, se me abre la boca de par en par, como una niña pequeña...
Una buena cena, unas risas, una habitación limpia y paz... mucha paz. Paseo desnuda... veo Madrid a mis pies. Me siento viva.
Acabo de escuchar una frase, que me merece digna para un día como hoy " en esta vida, lo único que se necesita, es un poco de calor en el momento adecuado".
Cuánta paz se respira...
Luces de neón, una cama mullida, un estómago saciado, una habitación calentita.
Buenas noches, Madrid; descansaremos juntos, una vez más...

24 de enero
Me despierto, después de una noche tranquila y placentera. Mi sueño ha sido tranquilo, reposado... dulce, a pesar de haberme despertado varias veces durante la noche.
Aún Madrid no ha encendido sus luces, cuando yo entro en el cuarto de baño y me sumerjo por completo dentro de la bañera. Floto entre el agua caliente y la espuma. No pienso, sólo dejo mi cuerpo sumergido y mi cabeza templada. Al salir froto mi piel con mimo. Estoy viva.
Para desayunar, todo lo que mi paladar pueda desear... pero elijo zumo de naranja, té con leche, yogur con miel y nueces, tostada con jamón serrano y queso manchego y tortitas de arroz bañadas en chocolate y coco.
Después, el día discurre entre buenos compañeros, en un ir y venir de risas, nervios y bromas, con un resultado que sabe a ambrosía en mis labios.
Hoy, he sentido, que soy una igual. No me he sentido, ni inútil, ni pequeña... era una más. Hoy, me he sentido orgullosa de mí misma.
Madrid me despide con una hermosa luz brillante. El cielo está azul y alegre. Hay una fortaleza rectangular con cuatro torreones, preciosa. Y cómo no, las eternas torres de acero a mi izquierda. No sé por qué, pero sé que estoy enamorada de Madrid.
Algo me llama la atención... las parejas. En concreto, ha sido una, que, apoyada en una columna de Atocha, se comía a besos, sin prisa, con parsimonia, entrelazando sus manos. Otros dos, se despedían efusivamente a través de la cinta de seguridad, sin dejarnos avanzar al resto de solitarios pasajeros.
He observado atentamente estas escenas con curiosidad, con cariño. Hasta que me he topado con mi propia realidad, algo triste, cabe añadir. La única vez que he vivido algo similar, fue, cuando alguien, me dejó en el aeropuerto una mañana, y antes de embarcar, me besó y me acarició la mejilla. Ha sido la única vez que no he sentido pánico a volar. Aquel roce en mi mejilla podría haber sanado cualquier cosa en mí. Aquel roce me pintó una sonrisa que tardó en borrarse... pero que tampoco ha vuelto a aparecer. No importa, algún día, volverá a florecer. Algún día, alguien, cuidará para que mi sonrisa no vuelva a marchitar.
Un ángel me espera en la estación de trenes, con la esperanza de verme sonreír, de nuevo... Parte de mí, se ha quedado anclada por Almansa, cuando me asomé al vacío y la oscuridad que ofrecía la puerta y me suscitó una pregunta... "y si..."


Dejo, esta canción, que se me enreda en la lengua cada vez que piso Atocha, que me hace contemplar con detenimiento lo que me rodea y un sutil escalofrío me recorre la espalda. Un 11 de marzo, tras ver cómo la vida es algo efímero, yo tecleé con prisa en mi móvil, lo solté como si quemase, e inmediatamente, me lancé por un precipicio, del que no he dejado de descender, cada vez, con más velocidad.


sábado, 21 de enero de 2012

Do you ever feel...?

Ayer ya no podía más. Apreté el acelerador... y hubiese seguido apretándolo, sino llega a ser porque aún me queda un poco de cordura...
Di una curva, y otra...y otra... y solté el volante... apretando el acelerador.
Hoy sigo con la mismas ganas de acelerador, de correr, de alejarme...
Pero ayer me di cuenta, que, sigo sin llevar yo el volante de mi vida.
Sola, sin rumbo. Aprieto el acelerador, porque tal vez algo me pare... un acto desesperado, o un árbol contra el que estamparme...






martes, 10 de enero de 2012

Someone I used to know

Me miro al espejo, con el pijama y la bata blanca, y no me veo tan diferente de aquella foto de la niña de cuatro años que posaba seria para una foto mientras sostenía unas piezas acoplables… Recuerdo que no le entendía… me apretaron las coletas, me sentaron casi a la fuerza en una silla, pusieron una piezas en las manos y con prisa me dijeron “Sonríe”. No sonreí, no sentí que tuviese que hacerlo.
De pequeña me reía más y hablaba algo menos. Ahora, algo más madura, tengo una lengua viperina e incontrolable y la risa hueca.
Recuerdo a la Inés que iba a clase escondida detrás de una carpeta… carpeta que fue mudando, pasaba por las clásicas malvas, a florecillas azules, cuadros, Bon Jovi… y negro. Creo que viendo la evolución de mis carpetas, se puede ver una evolución clara de mi interior.
Me costaba abrirme, pero cuando me abría a alguien, era toda una algarabía… Qué me ha pasado? Se pregunta la Inés adulta al volante, la Inés que mira de reojo el buzón temerosa de la implacable ira de Iberdrola.
Tengo un recuerdo en particular que hoy estoy paladeando; a mí, tumbada sobre la cama con las sábanas de verano, fresquitas y con olor a limpio. Sería mayo… junio… observando a hurtadillas al chico que me gustaba que estaba en la tienda de abajo. Algo que me explotaba dentro del pecho… La luz anaranjada que se colaba a través del toldo, el olorcillo incipiente a verano, a polos de flash. Aquel chico sudoroso de ojos verdes que dejaba la mochila en el alfeizar de la ventana mientras bebía coca cola con sus amigos. A mí garabateando en una libreta que había ganado en un concurso de dibujo, y que para mí era algo sagrado.
Qué pequeña, qué insignificante, qué invisible me sentía…
Ahora sé, que eso que sentía en mi pecho era felicidad pura. Ojalá lo hubiese sabido entonces.


lunes, 9 de enero de 2012

Diciembre...

Se acabó diciembre y yo sigo con el frío metido en los huesos y en el corazón.
Diciembre... diciembre me ha dado dos bofetadas, diciembre me ha abierto los ojos, diciembre me ha hecho despegar los pies del suelo...
Y hoy, un día lleno de pequeñas victorias y lágrimas derramadas, pienso en otros diciembre: en el diciembre de Avatar, en el diciembre de Sierra Nevada, en el diciembre en que no pude levantar cabeza, en el diciembre de Majadahonda y Ana, en el diciembre de Riopar, en el diciembre lleno de cenas en casa, en otros diciembres menos fríos, en diciembres de subir a la montaña, de compartir con amigos... Y de tanto pensar en diciembres me ha dado por pensar en cómo mi primo me regaló mi primera tetera... y mi primera borrachera; en cómo mi nómada, al principio sí buscaba mi espalda bajo las sábanas, en cómo ir a comprar era divertido... me ha dado por recordar cenas al aire libre, acampadas felices, paseos infinitos...Me ha dado por recordar a personas que ya no tengo...
Y llegados este punto y finalizado diciembre... Creo que ha llegado el momento de sentarse frente al espejo y preguntarse si de verdad de quiere vivir del pasado, cuando tenemos un presente delante nuestro. Por qué quebrarnos la cabeza con el futuro, si con ello desperdiciamos los minutos que pronto serán como arena de playa entre los dedos...
Mi propósito principal de este año, era YO. Hoy nueve días después me aferro a eso mismo, a que, por una vez, sea yo misma quien forje mi presente sin utilizar herramientas del pasado.
y aquí dejo, una canción que me tiene robada el alma...

domingo, 1 de enero de 2012

Empezando el año

Para mí, unos momentos antes de las campanadas, todo se ralentiza... se convierte en una agónica cámara lenta de lo que tengo a mi alrededor y de flashes de lo ocurrido este año.
Este año, miraba a las catorce caras de mi salón, de una en una... qué año he tenido... completito y lleno de tantas cosas buenas y malas, de duras lecciones, de besos con nuevos sabores, de abrazos a nuevas amigas...de dolor, de amor... De lo que me ha llevado hasta cada una de esas personas. Gracias al cielo, que están.
Así que, decidí bailar... bailar y bailar hasta que caí al suelo... decidí reír hasta quedarme ronca...
Tengo un año por delante, para disfrutarlo con quien quiera estar a mi lado. A todos aquellos que tengáis ganas de luchar, de vivir, de seguir soñando... tenemos un mismo camino. 
Yo tras una noche algo atípica... tengo las pilas cargadas para seguir luchando.