lunes, 30 de abril de 2012

Hoy el cielo está rojo, aunque sólo yo lo vea

Hoy es de esos días, que una náusea se incrusta dentro de ti, como una espina, pero ésta ya no duele, sólo es, como digo, una náusea que te sacude de forma interminable.
Sí, tal vez, también duele, pero el dolor ha pasado de punzante a difuso. Ya no se sabe cuál es su localización y ahora se puede calificar de crónico.
Llevo todo el día cantando esta canción, Iker Jiménez diría que son serendipia, yo... que son gilipolleces; pero ahora que hemos leído la letra mi petit suise y yo... serendipias??? jo qué día más raro...
hamburguesas time...
pd. creo que es de las peores entradas que he escrito

jueves, 19 de abril de 2012

Winter is... coming??

-"Bienvenidos a Invernalia"- os habría dicho mientras abría las puertas de su humilde morada. Y no sólo la llamaría Invernalia por lo gélida que es en invierno, ni porque los recibos de su copropietario Bankia carecían totalmente de calorcito, sino porque de un año para acá se he ido convirtiendo en la mujer de hielo, poco a poco una garra fría se apoderó de su pie y fue subiendo hacia arriba, helando sus miembros. Poco a poco trepó por su vientre como una enredadera, y ombligo arriba, llegó al corazón, congelándolo. Y así, con una sempiterna sonrisa, la reina de Invernalia os hace pasar a su reino helado.
Pero, algo pasa en Invernalia… a esta reina, se le comienzan a derretir, sus muros, sus fortalezas. La armadura, comienza a caérsele a pedazos; unos pedazos que se estrellan contra el suelo y se rompen en mil pedazos. Tiene los dedos helado de sostener la espada que cada vez, con más frecuencia, se escurre entre sus dedos.
-Pardiez!- resoplaba la reina mirando alrededor y descubriendo cómo parece llegar la primavera a su palacio helado.
Todo a su alrededor, se llena de charquitos de agua, que no da abasto a limpiar.
-Es verdad! Es verdad! Ha venido Papá Noel! Ha venido Papá Noel!! Preguntádselo al castor! Preguntádselo!- decía la ardillita al gnomo que sostenía un látigo.
La joven reina, no podía creer, cómo la primavera había vuelto… otra vez.

martes, 17 de abril de 2012

De pulgares dormidos y brisa de abril

Hoy, al salir de trabajar y dar ese maravilloso paseo que doy todos los días hasta el coche, me he dado cuenta que ya estamos en abril, la brisa me toca y sonrío, mientras pongo en bucle mi último flechazo musical. Cuando salgo a la zona donde no hay edificios, el sol me acaricia. Entonces he pensado que en el último año, he ido bastante la playa, pero nunca sola... así que, ya estoy tardando... mañana? a más tardar... Cogeré mi toalla, mi pañuelo, mi bikini, un buen libro, y cómo no... buena música. A mis dunas doradas con sabor a dátil. A cerrar los ojos, tomar el sol y escuchar el mar.
Cada día disfruto más de mi soledad. Me gusto, qué le voy a hacer.
Me siento orgullosa de mí misma, y cada día me recreo con pequeños placeres. 
Todo acaba cayendo por su propio peso.

Abrir los ojos y verte reflejada, en las pupilas de otra persona...sencillamente hermoso.


jueves, 12 de abril de 2012

A bordo del Titanic

Sí, yo anoche fui a ver Titanic… qué pasa? Es una peli que me toca muchas fibras.
Y la semana que viene volveré, sola. Por qué? Porque una le está pillando el gustillo a ver películas sola, a dormir sola, a cenar sola. Pienso volver una noche de la semana que viene, entre semana, eso sí, ya que aprovecharemos que el Bassa tiene las entradas baratas, y lloraré. Por qué lo hago? Tal vez porque necesite pegarme una buena llantina, de esas que limpian por dentro. He comprobado que todos esos trocitos de hielo, que tengo clavados en el alma, esos que tanto duelen, cuanto más lloro, mi propio llanto, los deshace o se los lleva… llorar a gusto, con cuatro personas a tu lado, tres de ellos, hombres, resulta algo… incómodo.
Recuerdo, que cuando vi esta película, tenía trece años. Esa edad, en la que no sólo crees en el amor, sino que crees, que éste puede con todo. Cuando sientes, que si alguien te quiere y tú quieres a alguien, nada se interpondrá. Hoy, quince años después, me cuesta bastante creer en el amor; no digo que no crea, sólo que me cuesta muchísimo. No creo en el destino, no creo en el amor verdadero, no creo en el amor para siempre. Creo en hormonas, creo en sentimientos, pero no en un “para siempre”. Por eso, cuando antes se me sobrecogía el alma al ver a los dos protagonistas, dar la vida el uno por el otro, y esa pasión tan pura… ahora creo que fue fruto de las hormonas del polvete que echaron. En cambio, se me sobrecoge el alma, ante la desesperación de los humanos luchando por vivir, y sobre todo, se me queda clavada una imagen en la pupila: dos ancianos engalanados, acostados sobre su cama, se abrazan el uno al otro. Él la besa a ella y lloran.
Hubo una vez, no hace mucho, que yo creía en ese amor.





martes, 10 de abril de 2012

El ángel negro

Anoche, al cerrar los ojos, el ángel negro, vino a velar mis sueños. Y así, con el roce de sus alas, espoleó las peores sensaciones y visiones.
Anoche soñé con el ángel negro, con su mirada de acero, esa que era fría y cortante; esa que sabía herir de verdad, infringiendo profundas heridas en el alma.
Anoche soñé que sus ojos, su rostro cargado de odio, me hacían pagar por un pecado que no entiendo, y que no había suficiente dolor para mí, porque él quería que sufriera, que llorara y que suplicara hasta el fin de los días.
Me he despertado con las espinas de aquel ángel clavadas en el pecho. Sangraba.
Pero, me he levantado, me he mirado al espejo. Me he dicho a mí misma, que se me hará el daño que yo me deje, lo cuál, para ciertos ángeles, las cuotas aceptadas son de, bajo cero.
Porque si en mi religión no existe ese pecado, no tengo por qué expiarlo.

lunes, 9 de abril de 2012

Danzando entre lobos

El peligro... todos corremos peligro, todos los días: cruzamos mal la calle, comemos comida basura, utilizamos aparatos indebidos que despiden radiaciones, abrimos demasiado la boca para decir algo inapropiado... o enamorarnos de quien no debemos, o en el momento menos oportuno, pisamos el acelerador.
Entonces es cuando comienza la danza con los lobos, que a veces puede llevarnos al frenesí. Nos movemos, al son que marcan sus pasos, porque si tropezamos, ellos nos devoraran, sin pensarlo dos veces.
El miedo es poderoso, sobre todo si nos dejamos avanzar terreno. 
Miedo al dolor, a la soledad, a volver a errar, a morir... 
Pero debemos vivir con miedo. Es necesario para también saber valorar, una caricia, un abrazo, una palabra amable, el amor de verdad. Se precisa de miedo para saber, que los pasos que estás dando no son banales, triviales o al azar. Todo lo que no nos provoque una inseguridad previa, será algo que andará de paso por nuestras vidas.
Por eso, es muy importante saber danzar correctamente y cuando se comienzan a dar pasos, a pesar del miedo, deben de ser firmes, seguros. Mirando hacia adelante, nunca atrás... porque si miramos atrás... estamos perdidos...tropezaremos y el lobo, morderá con fuerza.

miércoles, 4 de abril de 2012

Subida en un carrusel

Hace tiempo que no escribo, lo sé... y eso que tengo un par de buenos monólogos... pero esos me los guardaré para mi intimidad.
Pero la ocasión lo merece.
Esta tarde charlando con un compañero, me contaba que hay un bolero que le hacía llorar cada vez que lo oía, que le hacía pensar en su Antonia, la mujer con la que empezó a salir con quince años, y con la que a sus sesenta sigue unido. Le miro embobada por sus palabras, impactada, por cómo mi compañero, con su genio y figura es capaz de derramar una lágrima con un bolero... pero escéptica que, en los tiempos que nos ha tocado vivir, exista ese amor perdurable, infinito, puro y sobretodo, leal. Me ha preguntado:
- Inés, cuánto hace que no lloras con una canción?
Le miro, aunque en realidad, miro al vacío, a la nada, a la infinidad del blanco sucio que hay detrás de él. 
-Mucho, Paco. Sólo hay dos canciones que me hacen llorar.
Pero mis ojos están secos, como el tocón de un árbol donde ha arreciado el fuego. Mi alma, calcinada. 
Le hablo de mis dos canciones, las canto, pero cuando intento escucharlas... me dobla en dos una náusea acompañada por un dolor punzante. Y ya me niego a ser víctima de esas torturas.
Vuelvo a casa, con la canción que ahora pongo resonando en mis oídos. Y la cabeza muy alta. Dejo atrás un Alicante negro, que presagia lluvia. Sonrío y veo caras... a las que beso, a las que perdono, a las que abrazo, a las que consuelo. Sonrío. Me siento tan bien...
Llueve. Me encanta que llueva, me encanta el tono gris del cielo, el olor a limpio. Me siento hoy tan feliz, y sin  motivos... compro un pequeño rosal y una planta con unas preciosas flores blancas. Saco todas mi macetas a la calle donde puedan aspirar ese aire puro. I can't take my mind of you... sigo recitando en mi interior.
Y este bendito carrusel que es la vida... pienso mientras oigo la tamborada que anuncia que comienza alguna procesión cercana. El año pasado, por estas mismas fechas, yo me encontraba aletargada por exceso, temblorosa por defecto, varada en un pilón de arena en medio en un vasto océano, mendigando una mirada que no llegaba, o una muerte que no me abrazaba...perdida...muerta. Hay que dejar pasar 365 días, para quererse mucho, mirarse al espejo y pensar que nunca más me voy a dejar manipular, menospreciar o infravalorar... para disfrutar de los pequeños placeres y los retos diarios; dar tiempo al tiempo. Y si el año pasado, pasé el día de mona, ése, que tanto me gusta, echa un ovillo en el sofá de casa mendigando cariño y perdón a través de un móvil, sintiéndome como una polilla que se golpea una y otra vez contra una bombilla... este año, dieciséis personas y una servidora, nos vamos a pasar el día juntos. Cada uno distinto, pero todos ellos especiales para mí a su manera. Saca la guitarra, nena... que tengo ganas de cantar..."no puedo vivir sin ti...no hay manera" ; ) Estaremos en crisis, eso nadie lo duda, pero qué bonito, es estar en crisis todos juntos...
Y lo mejor de todo, mi hambre por escribir ha vuelto arreciando con fuerza. Curioso es, que en estos tiempos con olor a ceniza, a una le dé por innovar con una historia nueva. Hace cuánto que no tenía ideas para un relato nuevo? Cinco años? Demasiados.