miércoles, 29 de febrero de 2012

hablo de mujeres... de eso es lo que hablo

Se acaba otro día más en Madrid. Se acaba otro día en que me sumerjo en una bañera llena de espuma, y mientras el rioja de la comida me adormece y sonrío viendo esos campos de Castilla La Mancha que tanto me gustan, con su tierra rojiza, sus campos verdes sus cielo de nata montada, pienso en todo.
Pienso en cinco mujeres, de distintos sitios, de distintas edades, que a penas se conocen, sentadas alrededor de una mesa y que desnudan sus almas, mientras comen yuca frita, tamales, plátano frito, ropa vieja, masa de puerco...y coco rallado con queso... todo ello bien regado con sangría. Miro la cara de aquellas chicas, todas separadas o divorciadas, a excepción de una que vive feliz con su criatura... y vivimos bien. Hablamos de vibradores, de bolas chinas, hablamos de orgasmos, de hombres, de nuestra propia evolución. Y reímos, reímos de verdad, porque no es que nos creamos libres; lo somos.
Ninguna de nosotras se achanta cuando entramos en primera clase en el tren, y los encorbatados de turno, nos miran con desdén, como si no perteneciésemos a esa clase. Levantamos la barbilla y sonreímos con soberbia. Ellos nos tratan así porque nos tienen miedo... cada día, nosotras, les vamos comiendo terreno. Saben, que nosotras estamos hechas de otra pasta, somos más fuertes, decididas... Si, nos temen. Sonreímos satisfechas cuando nos sentamos en el 1A del avión. Nos giramos pícaras cuando llamamos la atención por la calle y cuando alguien, nos pide el teléfono, lo damos, dejando claro quién marca el ritmo. Nosotras.
Hoy ya no nos da miedo la oscuridad, no nos da miedo la soledad. Hoy, ya no dependemos de un hombre para nuestro sustento. Hoy ya no tenemos que estar calladas; no tenemos que parir con dolor; tenemos relaciones con quien queremos y cuando queremos, sin dar explicaciones. Hoy, ya no servimos, ni queremos mantener a nadie. Hoy queremos sentirnos libres. Hoy, ya no nos abrimos de piernas, cerramos los ojos y apretamos la mandíbula con fuerza, esperando el gutural grito del macho alfa que se descarga sobre nosotras. Hoy ya no nos ponemos a cuatro patas, sumisas, silenciosas, esperando a que el semental que tenemos detrás descargue su hombría dentro de nosotras. Hoy somos nosotras las que buscamos esposas para atarlos a ellos al cabecero, y si nos apetece nos dejamos atar nosotras. Somos nosotras, las que si decidimos si nos ponemos a cuatro patas, y eso suele darse si el "semental" tiene tino y nos coge el punto G. Hoy somos nosotras, las que pedimos orgasmos sin sentir vergüenzas... y si no me complaces... hay tantos métodos... que podemos prescindir de hombres.
Y si queremos a algún hombre con nosotras, es, porque echamos de menos, salir en pijama con un vaso de leche de soja y que te den una palmada en el culete cuando sales de la cocina y al girarte, lo único que ves, es  un cariño y amor infinito. Porque echamos de menos, que alguien ponga música del Iguana y bailar subida al sofá, porque es demasiado alto. Charlas interminable en un sofá minúsculo, en una cama rota, porque no existía el paso de los minutos. Porque a veces, se echa de menos esos brazos que te protegían por la noches de los ruidos que no se podían ver. Es porque una vez soñamos una vida feliz, con un hombre por muy difícil que resultase, porque nos veíamos entre oliveras. Y hoy, con cierto tiempo y holgura... veo que fui egoísta y superficial, que antepuse mis propios miedos, y mis propios elitismos al amor que sentía y siento por alguien. Qué equivocada estaba. Ojalá, hubiese visto lo que de verdad era importante. Espero, en mis decisiones venideras, pensar más en el sentimiento que me producían las salidas de la cocina con un vaso de leche de soja, que el qué dirá mi entorno.
Porque como bien nos recordamos entre colegas estos días, somos libre de hacer lo que queramos, "ande yo caliente, ríase caliente..." rezaba la calzada resaltando en letras doradas una de las calles de Madrid.

domingo, 19 de febrero de 2012

Recuento de momentos

Cada día, algo nuevo. Mi vida, ya no es un sucesión de días grises, insulsos, aburridos, sin vida.
Ahora tengo días mejores, días peores... pero cada día, bien sea por dolor, por tristeza, por amor, por cariño, por añoranza, por agujetas producidas por la risa... cada día me siento viva.
Porque así es como yo quiero vivir, sintiendo, tanto lo bueno como lo malo...
La semana pasada, sentí el sabor del triunfo en mis labios, el miedo al futuro, el dolor a cuchillazos del pasado.
Ayer cerré los ojos dentro de un túnel de agua, mientras un piano me acariciaba y las olas de un fingido mar, pasaban por mi cabeza.
Vivir día a día.
Tengo una nueva oportunidad y voy a vivir al máximo.
Sonrío...sí, sonrío porque me apetece.
Buenas noches, desde Madrid.

jueves, 9 de febrero de 2012

Slow...

Y aquí estoy, en el remanso de mis aguas, parándome a oír por primera vez el eco de mi voz.
Y aquí estoy, serena barca que me lleva a lugares imposibles, en un quedo chapoteo.
Y aquí estoy, presa de mí misma, enfrentándome a mi propia mirada, buscando en lo más profundo de mi alma. Con más determinación que nunca, y sin flaquear en absoluto.
Dejaré que pasen los días y que todo vuelva a su sitio, porque será lo que tenga que ser. Hoy miro por mí y por nadie más.
Basta de estar para todos, basta de no tenerme a mí misma.
Basta de buscar las contras, en vez de mirar los pros.
Cenar entre amigas y notar que aunque pase el tiempo, ellas están ahí... que hay cosas que no cambian aunque sí pase el tiempo, aunque haya sueños que se destruyan... siempre positivo, nunca negativo, ellas siguen creyendo en ti y viendo ese algo especial que te hace brillar... próxima parada, la célebre Ílice... la semana que viene.
A mis rubias y mi morena...

viernes, 3 de febrero de 2012

-3ºC

Acabo de llegar de Elda, habían exactamente -3ºC. Sí, frío, mucho frío. He corrido hacia el coche con la musiquilla de la película todavía resonando en mi interior. Una musiquilla que evoca calidez...
Aquí en Novelda, estamos a -2ºC...
Hoy ha sido un buen día, de esos que cojo las riendas de mi vida, sin importar nada más y sin acribillarme a mí misma a preguntas. Hoy he mirado por mí, todo el día.
- Qué vas a hacer hoy?
- Ir al cine
- Con quién?
- Conmigo
Ojos como platos...boquita de piñón... Llevo viendo esta expresión dos días, y no he caído en convencionalismos. Yo estaba convencida que, podía hacerlo, que me vendría bien y he llegado con ello hasta el final con óptimo resultado. Me he encontrado con un grupo de antiguos amigos, dos veces me ha preguntado la chica de las taquillas cuántas entradas quería...
No he visto una película de rayos láser, extraterrestres o grandes efectos especiales. He visto una película, de las que a mí me gustan, sencillas, con trasfondo e historias.
Hoy me he metido de lleno en Katmandú, dejando varias lágrimas a puertas de lagrimal.
Me ha hecho reflexionar, por qué si mi límite es el cielo, sigo anclada al suelo. Por qué, si yo me lo propusiera en serio, podría ver montañas, ríos nuevos, podría ayudar gente. He salido llena de vida. He salido llena de fuerza y con ganas de luchar por mí. Porque, como tantas veces me repito, mis límites, me los pongo sólo yo, por lo tanto, también puedo quitarlos.
Por qué siento más mi tierra, la extranjera que la propia? Por qué siento como si ya hubiese estado en sitios que jamás he pisado? Y qué hermosa y aterradora sensación...
A aquellos, que creen conocerme, a aquellos que día a día me dicen qué es lo más correcto, lo más adecuado, lo más beneficioso para mí... No, chicos, no me conocéis... cómo podéis conocerme si a penas me conozco yo? Es ahora, con veintiocho años, cuando me quedo solas conmigo misma, cuando escucho mi voz, que tímidamente, empieza a hablarme de mí y me gusta lo que oigo. Me sorprendo a mí misma de lo que puedo conseguir, de quién soy de verdad. Y cada día, me parezco más y más hermosa.