Debo de
decir que en todo este tiempo, no todos ha sido a positivo. Pero después de mi
evolución en estos últimos meses, espero
que Pedro, ponga masilla a esas grietas que, aunque cada vez más pequeñas,
todavía tengo. Qué bendita paciencia, tiene este muchacho conmigo. No hay
precio pagable.
Pero,
volviendo al asunto, y por no convertir esto en Oda a Pedro, iré al grano… una
de esas grietas es el dolor. No puedo ver dolor en los ojos de una mujer. Algo
me quema por dentro viva, me arranca las entrañas, si veo a una mujer llorar o
gritar. Si la veo triste o infeliz. Pero se está volviendo un dolor
punzante, que quema y destroza por donde pasa… realmente terrorífico. Anoche
mismo, volví a revivir ese pavor, viendo Juego de tronos, con el manchego, al
cuál casi le destrozo las falanges… escena que, previamente vi el domingo con
Petit Suise y el Viejo Sabio, y que creí que no iba a resistir sin gritar. Fue
realmente horroroso.
Y en estas
estoy. Cuando veo a una mujer sufrir… un grito me sube por la garganta y me
ahorca. Sí, me ahorca, porque ni grito ni lloro ni me sacudo el sentimiento,
que es asfixiante.
Hace poco hablaba
de este mismo hecho con una persona muy
cercana a mí. Por qué muchos hombres parecen disfrutar haciendo daño a las mujeres? Y no me refiero sólo a daño
físico, también a daño emocional o sicológico. Yo, he vivido esos tres dolores
en distintas etapas de mi vida y de muy diversas formas. He conocido a hombres
que cuando te dan una bofetada no pueden parar, el poder físico que adquieren
sobre la mujer haciéndola sentir diminuta, es como una droga para ellos. He
conocido hombres que, humillar e insultar era su verdadera especialidad, y
creen que haciéndolo ensalzan su ego. También los he conocido cuyo manifiesto
fehaciente en esta vida era el que tu bajases la cabeza ante sus designios, sin
dudar, sin vacilar, como un señor hace con su sierva y así, que caminases a
ciegas por senderos sin luz, en una eterna noche.
El hombre,
por definición es tosco. Pero algunos llevan algunos extras: miserable,
egoísta, insolente, bruto, protervo.
Y lo mejor
de todo, es que encima, a esto, algunos, lo llaman amor.
Pero ante
todo este maremágnum, yo he decidido vivir mi vida libre de estas cargas, como
quien se quita un sayo, me sacudo los cristalitos del alma y sigo viviendo
primero por mí, y segundo por mi compañero, que merece que me desviva a cada segundo por su vida como él
hace con la mía, con esa fe ciega que le caracteriza
Y mientras,
Pedro, silba y echa masilla a las grietas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario