jueves, 22 de noviembre de 2012

La princesa se convierte en pécora

Habéis visto alguna vez pasar a vuestro reflejo por delante de vuestras narices? Yo sí.
Mi reflejo, lleva un traje largo, muy largo, de color marfil, el pelo suelto… mi reflejo sonríe y se le remarcan dulcemente los pómulos… lleva una cuerda en la mano y camina descalza por un bosque de hoja caduca…
Alguien, a quien he amado hasta quedarme exhausta, me dijo una vez algo así, “si lo nuestro no funciona voy a convertirme en un sinvergüenza”; no fueron esas sus palabras exactas desde luego, pero el significado se parecía; intentaba decirme que iba a vivir. Tenía razón, debo de reconocer, que tenía mucha razón y tendría que haber captado la esencia de lo que decía. Sombra sabia… sombra lujuriosa…
Yo ya no lloro, sólo salen diamantes, hermosos de mí.
A mí, no me sirven ya las reglas. Me voy a convertir en la mala pécora que  me habéis estado enseñando a ser.
Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario