Llevo meses evitándolo. No quería ir al médico. No, no quería. No quería escuchar lo que me iba a decir. Y así fue. La doctora empezó a pronunciar eso que tanto había tratado de evitar. La habitación se hizo pequeña y yo dejé de escuchar.
"Y ahora qué?" preguntaba sin cesar mi interior. Ahora, una prueba tras otra, tratamiento e incertidumbre. Mucha incertidumbre. Para ser realista, meses.
Llevo cuatro días a penas sin dormir, porque me he permitido el llorar y lamerme las heridas. Mañana me levantaré con nuevos propósitos. Será duro? Sí. Pero no me voy a rendir, voy a luchar.
Y como luchadora que soy, necesito concentrarme cien por cien en mí. Focalizarme en interiorizar nuevo hábitos de vida. Trabajar y aprender a diario. Así que abandono el blog indefinidamente; volveré? no lo sé. Hoy por hoy, no.
Mi último post, va acompañado por una gran canción. Yo siento un temblor dentro. No es el temblor de la canción. Este es, mi temblor.
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