Se acabó diciembre y yo sigo con el frío metido en los huesos y en el corazón.
Diciembre... diciembre me ha dado dos bofetadas, diciembre me ha abierto los ojos, diciembre me ha hecho despegar los pies del suelo...
Y hoy, un día lleno de pequeñas victorias y lágrimas derramadas, pienso en otros diciembre: en el diciembre de Avatar, en el diciembre de Sierra Nevada, en el diciembre en que no pude levantar cabeza, en el diciembre de Majadahonda y Ana, en el diciembre de Riopar, en el diciembre lleno de cenas en casa, en otros diciembres menos fríos, en diciembres de subir a la montaña, de compartir con amigos... Y de tanto pensar en diciembres me ha dado por pensar en cómo mi primo me regaló mi primera tetera... y mi primera borrachera; en cómo mi nómada, al principio sí buscaba mi espalda bajo las sábanas, en cómo ir a comprar era divertido... me ha dado por recordar cenas al aire libre, acampadas felices, paseos infinitos...Me ha dado por recordar a personas que ya no tengo...
Y llegados este punto y finalizado diciembre... Creo que ha llegado el momento de sentarse frente al espejo y preguntarse si de verdad de quiere vivir del pasado, cuando tenemos un presente delante nuestro. Por qué quebrarnos la cabeza con el futuro, si con ello desperdiciamos los minutos que pronto serán como arena de playa entre los dedos...
Mi propósito principal de este año, era YO. Hoy nueve días después me aferro a eso mismo, a que, por una vez, sea yo misma quien forje mi presente sin utilizar herramientas del pasado.
y aquí dejo, una canción que me tiene robada el alma...
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