Ninguno de los dos es fácil. Doy fe.
Veo a mi alrededor a personas que intentan poner fin a ciertos capítulos de su vida y arrancar de nuevo. Yo misma trato de hacerlo a diario. Pero hay heridas que no desaparecen, y algunos, llevamos muchas, tropezando una y otra vez con las mismas piedras.
En otros casos, se ha cerrado el capítulo y se intenta abrir uno nuevo, torpemente, con dificultad... Hay quien se niega a cerrar dicho capítulo y se aferra a las últimas sílabas que quedaron en sus labios.
Es doloroso.
En mi caso, estoy en la transición de haber cerrado un capítulo y en aras de abrir uno nuevo. Torpemente, muy torpemente. Quiero escribir tan rápidas las páginas, llenarlas con mil palabras que a veces, parece escrito en hebreo antiguo.
A los que están cerrando capítulos en su vida, ánimo. Cerrar capítulos, permite abrir otros nuevos.
A los que están abriendo capítulos en su vida, ánimo. No es fácil empezar, pero sobre todo serenidad a la hora de tomar decisiones.
Esto último, va como una nota para mí misma.
Comienza mi semana de vacaciones; planes? por supuesto, introspección profunda, películas y cupcakes al ritmo de música. Cada uno encuentra su momento zen, como puede.
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