lunes, 26 de diciembre de 2011

Let your soul... be your pilot

Hablemos hoy, de la libertad individual de cada individuo; de la toma de decisiones y en qué nos basamos para ellas.
A mí, cada día, tengo más falta de control sobre mis decisiones, que cada “sí” o “no”, que pronuncio, es casi como un parto arduo, doloroso y agotador; una reyerta continua conmigo misma, teniendo en cuenta tantos factores como me sea posible añadir, para así, tal vez de un modo morboso y autoflagelante, añadir más emoción y acabar emocionalmente muy agotada.
Me siento como un gladiador frente una manada de leones que afilan sus zarpas y sus dientes ante la ínfima posibilidad de devorarme. Y esos leones son tantos… la sociedad, mi círculo de amistades, mi trabajo, mi familia, el qué dirán, mi educación mis valores (...). Veo cómo con uñas y dientes caerán sobre mi decisión y yo haciéndonos pedazos a ambas a la vez, sea la que sea la que tome.
La sensación, cuando dirimes contigo misma durante horas y finalmente parece que llegas a un consenso es parecida a lanzarse por un precipicio y tener la certeza que no hay nada debajo, que tendrás esa sensación de vértigo permanentemente. Da auténtico terror
A veces, pienso que por qué me cuesta tanto llegar a conclusiones y sobre todo, tomar decisiones; pero un consuelo, por decirlo de algún modo, es observar que mi alrededor está igual que yo. Tal vez, seamos aún una panda de niños jugando a ser adultos, o unos adultos que aún no han asumido su condición y quieren ser Peter Pan eternamente.
Somos la generación de la reflexión irreflexiva, porque muchos prefieren no pensar por no asumir sus consecuencias; somos la generación del inconformismo conforme, porque no estamos dispuestos a conformarnos con lo que tenemos, pero nos cuesta abrir otras puertas, por miedo a lo que podemos hallar o la ausencia del mismo.
Tendrá algo que ver, estas cosas la sobreprotección a la que hemos estado expuestos, la mayoría de nosotros? Es decir, desde pequeños, a la inmensa mayoría nos han tenido enclaustrados en burbujas de cristal para alejarnos de los peligros, evitando así que nosotros mismos nos cayésemos y aprendiésemos de nuestros errores, evitando el “pernicioso” brete de tomar nosotros nuestras propias decisiones…
Mis libertades empiezan donde terminan las de los demás… Con tantos condicionantes…quién se siente libre?

1 comentario:

  1. si que es verdad que me ha tocado la patata. Personalmente, el otro día me di cuenta, andando por la calle, que ya no era una niña...
    Lo de la burbuja, te doy toda toda toda la razón, y no solo en eso... en todo!
    TQ

    ResponderEliminar